Renault presentó esta mañana su nueva apuesta para la Fórmula 1 a la que regresa tras la compra de Lotus y bajo el lema “Pasión por la Fórmula 1″. El constructor galo regresa como fabricante y motorizador, aspecto que no había abandonado y donde seguía vinculado motorizando varios equipos y, en especial, a Red Bull, logrando cuatro títulos seguidos.
Ahora entra también como fabricante y con dos nuevos pilotos, el danés Kevin Magnussen, que sustituye a Pastor Maldonado, y el británico Jolyon Palmer, campeón de la GP2 en 2014, con Esteban Ocon como probador del nuevo RS16, que es como se denominará el nuevo monoplaza, que se presenta en riguroso negro con flaps amarillos, al menos para los primeros test, y abandona la E en la denominación del chasis para regresar a la R de la época de Fernando Alonso. Carmen Jordá, piloto de desarrollo la pasada temporada, sigue en el proyecto.
Renault quiere hacer dos divisiones en este nuevo impulso, la Sport Racing (F1, Fórmula E, etc) y la otra Renault Sport Cars (los vehículos más deportivos de la firma), y quieren que una sirva de lanza para la otra, un proyecto supervisado directamente por el número 1 de la firma, Carlos Ghosn. El presidente de la escudería será Jèrome Stoll, el CEO o jefe ejecutivo Ciryl Abiteboul y el director deportivo Frederic Vasseur, cargo que correspondería al que ostentó el icónico Flavio Briatore. Bob Bell será el director técnico, Nick Chester jefe de chasis y el veterano Remy Taffin, el director técnico de motor, aspecto sobre el que gravita buena parte de las esperanzas del nuevo proyecto.
El equipo seguirá dividido entre la sede británica de Enstone para el chasis, y la de Viry para los motores, donde podría haber una inversión de 100 millones de euros, ya que se quiere que de allí salgan todos los motores de competición.