Kevin Benavides tiene un idilio con el Dakar. Apenas lo disputó en dos ocasiones y es relativamente joven -durante la prueba cumplirá 30 años-, pero en tan poco tiempo ya logró un espectacular cuarto puesto en su debut (2016) y un segundo lugar en la edición pasada, una de las más duras que se recuerdan.
El salteño es la gran esperanza argentina, ya que si consigue ganar la carrera (es uno de los grandes favoritos a lograrlo) se convertiría en el primer piloto de motos de esa nacionalidad que logra el touareg dorado y, por extensión, el primer sudamericano en conseguir un Dakar sobre dos ruedas. «Ese es mi sueño, la verdad. Ser el primer argentino y americano en ganar el Dakar. Trabajo para eso y es lo único en lo que estoy enfocado. Hay que poner la mente en blanco y olvidarse del pasado, empieza un Dakar nuevo al que quiero llegar lo mejor preparado posible», explicó en una entrevista con Marca.
Benavides es un piloto que no se hizo eco del axioma de que la experiencia es clave en el Dakar. Su adaptación del enduro a los rallies fue inmediata. «No sé a qué se debe. Tuve una adaptación muy rápida a los rallies, quizá porque me gustan y los disfruto mucho. Entendí rápido la navegación y luego con las caídas también aprendés cómo es el andar en moto de rally. Mi estilo es agresivo y genera ese tipo de caídas, pero también me ayuda para tener velocidad», indicó al respecto.
Precisamente una caída, como la que lo apartó del Dakar 2017, estuvo a punto de echar por tierra sus esperanzas este año. Estar en la línea de salida en Lima el próximo día 7 de enero ya es un primer triunfo, ya que se temió por su participación cuando la organización del Rally de Marruecos, disputado en octubre, informó de que la caída que había sufrido el salteño tenía como consecuencia una fractura de fémur. «Por suerte la cosa se quedó en un desgarro de 10×3 centímetros en la pierna, que no me dejó entrenar durante unas tres semanas. La pierna no está aún al 100 por ciento pero ya va bien, puedo entrenar y andar en moto, así que llegaré bien al Dakar. Tuve bastante suerte», reconoció.
Si para todos los pilotos la edición 2019 será distinta, para Benavides, que siempre había corrido «en casa», lo será aún más, ya que esta vez Argentina no estará en la ruta. «Al tener únicamente un país nos enfrentaremos a algo verdaderamente nuevo. Seguro que la organización nos dará alguna sorpresa porque tendrán que buscarle la vuelta para poder hacer algo entretenido y diferente, ya que son menos etapas. Estoy seguro de que fácil no será», pronosticó.
Al norteño no le asusta un Dakar lleno de arena y con navegación exigente pese a que, en teoría, se correrá menos. «Creo que habrá mucha velocidad igualmente, pero adaptada a las dunas. La navegación me gusta, así que será un punto bueno para mí. Pero el Dakar no lo gana el más rápido sino el que lo haga todo bien», enfatizó.
Benavides liderará el equipo oficial Honda junto a Joan Barreda en su lucha por desbancar a la invencible KTM. Preguntado por una hipotética situación en la que los dos compañeros llegasen con opciones al final, el salteño apuesta por la competición pura. «Si se da esa situación, que gane el más rápido, el que tenga que ganar», aseguró.
Su relación con Honda termina tras el Dakar 2019 y, por supuesto, no le faltan ofertas. «Tengo contrato con Honda hasta marzo de 2019. Empezamos a hablar con Honda para renovar, pero también hay otros equipos interesados. Después del Dakar será el momento de analizar lo que vaya surgiendo», señaló Benavides, que será una de las piezas más codiciadas del mercado.
S.B