Una auténtica marea humana tomó al asalto los 14 kilómetros que recorrieron los pilotos hasta llegar al pódium en los alrededores del Monumento a la Bandera, el Village Dakar y el parque cerrado. La respuesta de la ciudad de Rosario en esta Operación Dakar propia fue abrumadora y pulverizó todos los pronósticos. Las previsiones de las autoridades, que ya anticipaban una asistencia en masa, apuntaban a unas 500.000 personas. Al final, se presentaron cerca de un millón de personas en esta ciudad que, durante el día de ayer, se puso a la altura de la capital argentina por lo que respecta al número de veces que albergó el inicio de la competición desde 2009. Tanto el veterano piloto madrileño como el resto de los participantes sintieron el calor de una multitud heterogénea en la que niños y mayores rivalizaban en entusiasmo. Stéphane Peterhansel, vencedor en la categoría de coches el año pasado, realizó la siguiente apreciación: “¡Cada año impacta más!”. Ahora bien, Rosario también envió un mensaje inequívoco: la multitud ya no se limita a animar a los participantes patrios. La dependencia de Patronelli y la preferencia inequívoca del público por Robby Gordon también dejan paso a los vivas y a las señales de adhesión para pilotos de la talla de Cyril Despres o Marc Coma. Esta novedad demuestra que la competición logró hacerse un hueco en el panorama deportivo de Sudamérica. El “zar” Vladimir Chagin disfrutó de este ambiente festivo desde detrás de la barrera, junto al público: el comandante en jefe de Kamaz no se perdió un detalle del desfile de sus camiones azules, con una sonrisa de oreja a oreja y soñando seguramente con que se repita la misma escena dentro de 14 etapas en el pódium de Valparaíso.