Jean-Eric Vergne se consagró como el primer bicampeón de la historia de la Fórmula E. Después de sus problemas del sábado, la jornada del domingo fue mejor y, al final, su ventaja resultó irrefutable para derrotar a sus rivales.
Aunque las matemáticas le daban una pequeña opción hasta la mañana del domingo a Sébastien Buemi, el hecho de perder la posición de privilegio lo comprometió todo. En el arranque se mantuvo en la segunda posición persiguiendo al BMW de Alexander Sims, mientras que el líder del campeonato se puso al umbral de los puntos en el sitio 11.
La suerte fue distinta para su compañero del equipo DS Techeetah, André Lotterer, quien tuvo un contacto con el argentino José María López convirtiéndose en los primeros retiros de la carrera. El accidente obligó a la salida del safety car.
Con el auto de seguridad en pista, varios pilotos aprovecharon para activar el modo ataque, aunque los dos competidores de Nissan (Buemi y Oliver Rowland), así como Vergne se abstuvieron.
En el reinicio de la carrera, Robin Frijns utilizó el extra de energía para adelantar a Buemi para colocarse detrás del puntero de BMW, a quien adelantó cuando al cronómetro le faltaban 20 minutos para tomar el liderato que ya nunca dejó.
Por su parte, Lucas Di Grassi adelantó a Paffett y Vergne hizo lo propio, manteniéndose como escudero de su rival más cercano en la lucha por el título.
La presión por perder el campeonato se acabó en la última vuelta cuando Lucas di Grassi y Mitch Evans, los otros dos contendientes por el campeonato, chocaron en la última vuelta, permitiendo que Vergne ascendiera al séptimo sitio, una posición que no solo le dio el campeonato de pilotos, sino también aseguró el campeonato de marcas para Techeetah.
S.B