Hay pocos desafíos más difíciles que el Rally de Alemania, a disputarse del 17 al 20 de agosto, que podría considerarse como “tres rallys en uno”. Una asombrosa mezcla de asfalto presenta estrechas y accidentadas vías en los viñedos a las orillas del río Mosela, desalentadoras rutas militares de múltiples superficies en el área de entrenamiento de tanques de Baumholder y carreteras rápidas en el Sarre.
Las características diferentes condicionan las puestas a punto de los autos, la selección de neumáticos, así como el estilo de manejo. Añadir a la amenaza constante de la lluvia y está claro para ver por qué este es una de las pruebas más difíciles del calendario del WRC.
La sede se trasladó a las orillas del pintoresco lago Bostalsee. La acción comenzará con una espectacular ceremonia de apertura y un súper especial en el centro de la capital regional de Saarbrücken, el jueves por la noche.
El viernes, los competidores correrán a través de los viñedos cubiertos de horquillas, cerca de Trier, con un doble pase a la especiales de Mittelmosel y Grafschaft. Allí se disputarán tres pasadas, con una súper especial en Wadern-Weiskirchen.
El sábado representa casi la mitad de la distancia cronometrada y cuenta con los infames caminos militares de Panzerplatte. La superficie cambia constantemente entre asfalto liso, hormigón roto y adoquines con los gigantescos hinkelstein en las cunetas, utilizadas para mantener los tanques en su lugar. Por la mañana y por la tarde, tras pasar por el Baumholder habrá dos tramos por las rutas de Sarre.
Un itinerario revisado el domingo trae dos bucles con la nueva especial de Losheim am See, cerca de la frontera con Francia y Luxemburgo, y el retorno de St Wendeler. El segundo pase de este último será el Power Stage, que otorgará puntos extras a los cinco pilotos más rápidos.
De esta manera, las 21 especiales sumarán 309.17 kilómetros de un total de 1165.25 kilómetros.
S.B