La relación entre McLaren y Honda pasa por su momento más bajo desde que arrancó la temporada de Fórmula 1. En realidad, desde que firmaron la alianza entre ambas compañías. Dicen que Honda quería entrar en 2016, pero McLaren aceleró los plazos. Los japoneses llevan dos años de retraso con respecto a otros fabricantes que comenzaron sus motores, como Mercedes, dos años antes de que entrara en vigor el nuevo reglamento.
El jefe de Honda en las carreras, Yasuhisha Arai, está sobre la cuerda después de la deprimente carrera que hicieron los dos pilotos de McLaren tanto en Bélgica como en Italia. Se sabía que no eran los mejores trazados para el auto, pero después de un parate veraniego de dos semanas, y de que Honda aplicara varios tokens al propulsor, y por lo tanto los resultados debieran ser ascendentes, la realidad es que Alonso logró su peor puesto en F1, 18º, y Button parecido.
Arai se está quedando solo. Sus declaraciones de que eran 25CV más potentes que el motor Renault causaron estupor dentro y fuera del equipo. El mismo Alonso lo desautorizó en Monza asegurando que “se dan demasiadas entrevistas, pero la realidad es que lo que nos falta es potencia. Doblando estamos bien, igual perdemos tres décimas, pero es en las rectas donde se pierde todo”.
Varias fuentes aseguran que McLaren pidió su cabeza ya oficialmente a Japón, más como medida simbólica que otra cosa, para que haya una víctima en esta temporada, porque este año poco tiene que hacer ya el equipo. Será complicado, porque Arai creció en la empresa junto al actual presidente, Hachigo, y son amigos íntimos. Su presencia en la F1 es un deseo personal suyo y una petición largamente esperada por Arai.